¿QUÉ ES LA ORACIÓN?
La oración es
comunicarse con Dios. Una verdadera oración es expresar nuestra devoción a
nuestro Padre celestial, invitándolo a hablar con nosotros en cuanto hablamos
con Él.
¿Quién puede
orar? Cualquier persona puede orar, pero solamente aquellos que andan por la fe
y obedecen a Cristo pueden esperar recibir respuestas a sus oraciones.
El contacto con
Dios comienza cuando recibimos a Jesús en nuestras vidas como Salvador y Señor
(Jn14:6). Orar con un corazón limpio es también vital para una oración
satisfactoria. Nosotros no podemos esperar que Dios responda a nuestras
oraciones si hubiese cualquier pecado no confesado en nuestra vida o si
estuviésemos cultivando un espíritu no perdonador (Sl 66:18); (Mc 11:25).
Para que Dios responda nuestras oraciones, debemos tener fe y pedir de acuerdo
con Su voluntad (Mt 9:29; 21:22; 1Jn 5: 14,15).
¿Por qué debemos
orar? La Palabra de Dios nos ordena a orar (Lc 18:1; Hc 6:4; Mc 14:38; Fl 4:6; Cl 4:2; 1Tm 2: 1,2).
Nosotros oramos para
tener comunión con Dios, recibir coraje y fuerza espiritual para vivir una vida
victoriosa y ser intrépidos para un testimonio vibrante para Cristo.
La oración
libera el gran poder de Dios para cambiar el curso de la naturaliza, de las
personas y naciones.
¿Para quién
debemos orar? Nosotros oramos al Padre en nombre del Señor Jesucristo, a través
del ministerio del Espíritu Santo. Cuando oramos al Padres, nuestras oraciones
son aceptadas por Jesucristo e interpretadas a Dios, el Padre, por el Espíritu Santo
(Rm 8:26, 27,34).
¿Cuándo debemos
orar? La Palabra de Dios nos ordena para “Orar sin cesar” (1Ts. 5:17).
Nosotros podemos estar orando durante todo el día, expresando y demostrando
nuestra devoción a Dios mientras realizamos nuestras tareas diarias.
No siempre es necesario
estar arrodillado o en un cuarto tranquilo para orar. Dios quiere que estemos en
comunión con El constantemente, no importa donde estemos. Podemos orar en el
carro, mientras lavados los platos o cuando caminamos en la calle.
¿Qué debemos
incluir en Nuestras Oraciones? Aunque la oración no pueda ser reducida a una
fórmula, ciertos elementos básicos deben ser incluidos en nuestra comunicación
con Dios: Adoración, Confesión, Agradecimiento, Súplica (CASA).
Confesión: Cuando nuestra
disciplina para orar comienza con adoración (sincera), el Espíritu Santo tiene
la oportunidad para revelar cualquier pecado en nuestras vidas que necesita ser
confesado.
Adoración: Adorar a Dios
es rendir culto y alabarlo, honrar y exaltarlo en nuestro corazón, mente y con
nuestros labios.
Súplica: La súplica incluye la petición por nuestras
propias necesidades e intercesión por los otros. Ore para que su interior pueda
ser siempre renovado, siempre sensible y fortalecido por el Espíritu Sato. Ore
por los otros: su cónyuge, sus hijos,
sus padres, vecinos y amigos; nuestra nación y autoridades. Ore por la
salvación de las personas, por una oportunidad diaria de llevar a otros a
Cristo y al ministerio del Espíritu Santo y por el cumplimiento de la Gran
Comisión.
Agradecimiento: Una
actitud de agradecimiento a Dios por lo que El es y por la benevolencias que
gozamos por pertenecer a él, por permitirnos reconocer que El controla todas
las cosas, no apenas las bendiciones, pero también los problemas y las adversidades.
Cuando nos aproximamos de Dios con un corazón grato, El se vuelve fuerte en
nosotros.
“LLeguen a Dios
y El llegará a ustedes” (Tg 4:8).
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